viernes, enero 15, 2010

Historias de Cacos

 

1. ¡Esto es un asalto! pero de…

En uno de esos rutinarios días en los que los transeúntes ya agotados por la jornada quincenal de labores reciben por fin el fruto de su esfuerzo y viajando hacia sus hogares planeando impacientes los productos del poder adquisitivo, se encuentran con una situación imprevista.

 

Dos tipos corpulentos, morenos, con los brazos llenos de tatuajes, cicatrices y con la indumentaria propia de un malviviente se suben violentamente al vehículo de transporte público. Uno afianza una mano al tubo quedando frente a los primeros asientos y el otro se desplaza rápidamente hasta el fondo de la unidad, acaparando la atención de los de atrás.

 

Justo en ese momento empiezan a ocurrir una serie de curiosos fenómenos entre los tripulantes. Una atractiva chica agarra con fuerza y casi arañando la pierna de su amiga le dice -¡Dale todo, dale todo, no sea que nos vayan a hacer algo! Una señora gorda cuarentona de cabello chino se sofoca rápidamente sacando el inhalador de su bolso para atomizárselo en la boca y piensa instantáneamente en su gato y la soltería. El elegante burócrata cual prestidigitador logra ocultar rápidamente su ostentoso reloj bajo la manga y avienta su cartera junto con el costoso móvil de alta tecnología bajo el asiento. Una humilde anciana sólo alcanza a cerrar los ojos para pensar en su familia y apretar contra su mano la medallita de la virgen de Guadalupe que trae consigo.

 

El tipo de enfrente parece meter la mano bajo su chamarra mientras grita estentóreamente –¡Esto es un Asalto!- 

 

Lo sigue su cómplice completando la frase –¡Pero de Conciencia!

 

2. Amables cacos:

Buen día tengan todos y cada uno de ustedes damas y caballeros. El día de hoy como de costumbre mis colegas y yo hemos abordado esta unidad unidad para pedirles de la manera más atenta nos proporcionen todos sus objetos de valor, de preferencia carteras y celulares, relojes o alhajas, procurando cumplir al pie de la letra las siguientes instrucciones:

 

Durante los próximos segundos necesito que todos pongan por favor las manos detrás de la nuca,  posteriormente uno de mis compañeros pasará a sus lugares y le pedirá amablemente deposite la mercancía en la bolsa. Si acaso declarase no traer consigo ninguno de estos bienes deberá ofrecerle a quien le atienda que por su seguridad registre su bolsillos, bolsas o mochilas para evitar cualquier percance.

 

De antemano muchas gracias y sobra decirles que estoy a su servicio durante este pequeño lapso de tiempo. Cualquier duda pregúntenle a mi revólver.

 

La primera historia fue verídica y fue un susto que hicieron pasar a propósito un par de cabrones "pedinches” hijos de la chingada a la tripulación de un microbús entre los que me encontraba yo.

La segunda se nos ocurrió ayer y fue parte del humor negro que cagados de la risa nos surgió al buen Lalo (cabeza de foquito) y a mí mientras tomábamos unas deliciosas chelas y hablábamos sobre la inseguridad.

1 comentarios:

JACQUEL (antes wrutuu88uu) dijo...

Mira que cabrón... con ese cabeza de foquito te vas a tomar chelas y pensar en historias divertidas de cacos amables y yo como bestía dando vueltas en mi cama porque no puedo dormir....

Bueno, después de mi reclamo me queda decir: jajajajaja!!! que cagado, me encantaron y la primera: no tienen madre, al saber que no iban armados, yo en tu lugar me hubiera levantado a darles una madriza a los pendejos!!!!... ya me voy a dormir, besos.