lunes, diciembre 27, 2010

El amor es una espiral bicolor…

Tendidos en la cama, él la mira profunda y fijamente, ella le corresponde y sonríe, dándole un beso tierno. El corazón late, doloroso y cálido. Se siente como si algo que no puede contenerse quisiera explotar, salir, liberarse y hacer su voluntad. El cierra  los ojos lentamente y con sus labios abre lentamente los de ella y le da el aliento.

 

Hay algo que hierve en ese suspiro, algo que anima, que hace temblar y que está lleno de color invisible. Ese color escapa del espectro de luz que percibe la vista humana, no hay ilusión material que lo delate, porque ese color se siente, se oye, viaja desde su boca a la de ella, baja por su garganta hasta su pecho y decide instalarse ahí una pequeña eternidad, quema por dentro y luego revolotea fervientemente como mariposas entre destellos cálidos de sol veraniego.

 

Ése color, ya en el otro cuerpo, aprovecha para enredarse con otro color, juega, baila y es feliz con él, en ése lugar en donde los médicos dicen que se encuentra el corazón…haciendo que duela.

 

- Me gusta esto… -dice él-.

 

-¿Por que amor? ¿Que es esto?…

 

- Esto…es el alma. ¿Lo sientes bonita?…no tengo alma, en éste momento está en ti, contigo. Estoy muriendo, me he convertido en el hombre de hojalata porque no tengo corazón, no tengo alma, no pude contenerlos….se me han escapado hacia ti.  No sé si pueda vivir…sin alma, sin corazón.

 

El le da el alma y ésta se instala en el corazón de ella.

 

No te he robado la vida…te la doy, la comparto contigo.

 

Y gobernadas por la fuerza de un “todo” que es recíproco, las dos almas se entrelazan para formar una espiral bicolor que se divide en dos. Otra vez y con los labios entreabiertos,  ella le devuelve un alma hecha de dos mitades. Cada mitad de esa alma nueva hecha espiral es un hálito de vida que viaja a donde debe estar, invade cada cuerpo para hacerlo existir, para darle plenitud…para recordarle que nunca más volverá a estar solo porque tendrá amor y compañía a cada segundo.

 

Más allá del dolor y del placer esas dos almas niñas migran constantemente de una casa, a la otra, compartiéndose, riendo y hablando un sólo lenguaje. Se mezclan y animan la existencia de esos dos amantes locos, en el vaivén de la vida, en un minúsculo pero eterno Yin-Yang.

 

Figura 2. Ella le devuelve la mitad, con la mitad de la suya.

 

El amor existe, sí. El alma se vuelve una espiral bicolor que se divide para poblar ambos cuerpos.

0 comentarios: